Lo desconocido siempre ha impulsado, a lo largo de la historia,una de las características más particulares del hombre, la de investigar
y descubrir distintas maneras de desarrollarse, progresar y adaprtarse
al mundo en el que vive para así facilitar su vida en este.
Es por esto que cuando uno se ve forzado a adentrarse en algo que no conoce
o no puede controlar, es cuando las capacidades de razonar que nos distinguen
de muchos animales se ponen a prueba.
La falta de consignas, de órdenes, o de patrones preestablecidos puede
presentarse como un problema, pero es necesario comprender que el hombre
tiene a su alcance las herramientas para poder crear y lograr lo que se
proponga, más aún si las posibilidades que tiene para llevar a cabo
su objetivo se acercan a lo infinito o donde el límite impuesto es casi inalcanzable.
El actuar bajo esta falta de límites permite lograr esa espontaneidad
característica del ser humano que lo ha llevado a lo largo de la historia a
alcanzar lo que se creía imposible.
Es por esto que no hay que asustarse ante lo desconocido o lo
abstracto sino que hay que aprovechar esta circunstancia para poder
usar todo nuestro potencial tomando ventaja de que no hay nada que nos oprima
a ser como somos, es decir dejar de ser herramientas o piezas de algo
preestablecido para empezar a comportarnos como seres humanos.