Me siento extremadamente culpable. Para este miércoles tenía que leer Cien años de Soledad, lo cual claramente, era imposible por cuestiones de tiempo y demás. Debido a esto me resigne a leer un increíble y extenso análisis del libro.. Al terminar de leer la última frase del libro (cosa que ya había leído muchas veces antes -porque adoro leer primero los finales- pero que nunca antes había entendido) me invadieron unas ganas tremendas de llorar. Suelo ser bastante maricona y las lágrimas me salen demasiado fácil pero la culpa y la angustia que me agarron por haberme arruinado un libro TAN lindo me golpearon de lleno.
Mi consejo, tomense un tiempo en su vida para leer Cien años de Soledad.
Yo me prometo (a más nadie que a mi misma) leerlo completo en algún momento de mi vida, y sello la promesa con un enganche de mis propios meñiques. Trato hecho, jamás deshecho.
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