2 dic 2008
Decisiones
Hay un precipicio, el cuál estamos obligados a cruzar en algunas oportunidades. Para cruzarlo existen dos opciones, un puente (seguro y confiable) y un tronco de árbol caído (inestable e inseguro). Por ser yo un ser humano común y corriente, claramente intenté cruzarlo haciendo equilibrio por el tronco caido, y como es predecible, tropezé y casi caigo. Si no fuera por la ayuda de esa persona que por ahí pasaba y se apiadó de verme en ese estado tan avergonzante, yo no estaría ahora contando esto. A esa persona le agradezco infinitamente esa ayuda, no tenía obligación alguna conmigo y sin embargo se detuvo. Recuerdo que antes de seguir su camino me dijo "no vuelvas a cometer la misma equivocación, cruzá por lo seguro", y también recuerdo que pense "claro, ¿cómo podría volver a cometer el mismo error una vez más?". Pero ahora es todo tan distinto, estoy de este lado mirando la porción de tierra que del otro lado me espera y se que tengo que apresurarme porque el tiempo no va a esperar mi decisión. El riesgo es enorme pero también es enorme mi tentación de volver a cruzar por el tronco aquel..
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