
Sos peor que una droga, mujer. Un asesino difuso, tal vez. Que se ha enquistado en mi pecho y mi voz para inyectarme ficciones. Me he enamorado de un mounstro irreal, dulce fantasma que habita en un bar, por las noches juega a intoxicar corazones en celo.
Sos mi terrible adicción, un personaje que me omnovilo, huele tan rica esa piel, voy a caer en tu garra otra vez.
¡Mujer me estás consumiendo! Soy un disfraz de mi cuerpo: un esqueleto de fiebre y sudor. Nunca me conformo con lamer el plato del silencio ingrato de una despedida gris que está pintarrajeando el punto final que me hará bajar en picada obligado a olvidar que sos peor que una droga. Sos peor que una droga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario