Él le caia bien a todos mis sentidos,
salvo cuando el marido era el tema de hablar.
Cuando su confesión lastimó mis oidos
me dije no lo escuches, no te ahogués en su mar.
Yo abrí de par en par las puertas de mi alma
y dejé que saliera mi secreto peor.
Disimulando lo triste y conservando la calma
le dije: "aunque no creas, estoy buscando amor".
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